Te escribo sabiendo que ahí estás, buscándome una vez más, para no encontrarme.
Buscándome sin saber a dónde vas, ni por qué lo hacés.
Queriéndome en silencio, eligiendo callar. No hay derecho a réplica acá, viste como es...
Y así estamos, vos leyendo repetidas veces una pantalla y yo escuchando lo bien que cantás cada noche antes de irme a dormir. Así es como nos demostramos amor, a solas. Funciona a la perfección.
Y así te despedís, una vez más, das un portazo y te vas, pero tus cosas están acá.
Porque no te querés ir, pero tampoco te querés quedar y yo permanezco inmóvil, viendo cómo hacés y deshacés y me querés y no podés (o no querés).
¿Y si nuestros encuentros son sólo pérdidas? ¿Y si se trata de perdemos para volver a encontrarnos?
¿Y si nuestros encuentros son sólo pérdidas? ¿Y si se trata de perdemos para volver a encontrarnos?
Tu caos te hace ignorar que ya no hay sonrisas ¿Cuándo entristecimos bonita? Dejemos que nuestras malas memorias hagan lo suyo, que tan bien lo hacen.
En tu ausencia, le cuento de vos a las estrellas y suspiran conmigo. Me preguntan si ya nos perdimos y cuándo fue que nos encontramos, si es que eso alguna vez ocurrió. Y entre idas y vueltas, muy a tu pesar, confiesan parte de tus pensamientos ¿Qué podés hacer? Sólo son testigos.
Vos y solo vos.
Yo y solo yo.
Vaya manera de desvanecernos juntas en soledad...
Yo y solo yo.
Vaya manera de desvanecernos juntas en soledad...
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