-¿Qué vas a hacer a partir de ahora?
-Voy a escribir una novela ¿Qué te parece?
-Me parece muy bien ¿Qué tipo de novela?
-Una buena novela. Buena para mí. Yo no creo que tenga talento ni nada de eso. Pero, como mínimo, pienso que si uno, cada vez que escribe, no se vuelve un poco más sabio, entonces no tiene ningún sentido escribir
-Claro
-Escribir para ti mismo...O escribir para las cigarras
-¿Las cigarras?
-Sí

julio 11, 2014

ella escribe sobre su sonrisa

Sólo era extraordinaria en un aspecto.
Poseía un talento que hacía que a uno se le olvidara todo lo demás y la respetara: su forma de sonreír.
Cuando ella, que poseía al menos cien sonrisas diferentes por motivos profesionales, sonreía de repente sin objeto, de forma inocente, su sonrisa llegaba directamente al corazón de las personas y borraba todos sus defectos.
Era una sonrisa dulce, como cuando las nubes se disipan en un soplo y dejan ver el cielo y la luz, a la misma velocidad con que las comisuras de la boca se alzan y disminuye la distancia con respecto a las de los ojos. Una sonrisa pura, radiante, tan apaciguadora que llegaba a conmover, sana, espontánea. Cuya fuerza no se oscurecía siquiera cuando tenía el hígado detrozado, el rostro demacrado o la piel ajada. Una sonrisa que existía sólo para ser sonrisa. 
Debería haberle dicho cómo era su sonrisa. Siempre, todas las veces, Debería habérselo dicho en lugar de quedarme mirándola boquiabierta.

Y leyéndola en silencio, yo reconocí haberme encontrado con algunas así... 

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