"Nada puede jamás garantizar que la realidad del hecho consumado sea la garantía de su eternidad.
Ningún hecho consumado implica en absoluto la eternidad de las "leyes" de ningún mundo ni de ningún Estado.
La historia no es más que la revocación permanente del hecho consumado por parte de otro hecho indescifrable a consumar, sin que se sepa, ni de antemano ni nunca, dónde ni cómo se producirá el acontecimiento de su revocación"
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