De nuevo ahí.Qué condena!
Danza el maldito humo rodeándole el rostro. Vueltas y vueltas y vueltas da y se pierde con ella, en sus adentros.
Lo veo reptar por sus mejillas y es como si el mal despertara. Hay que agarrarse fuerte ahora.
El cigarrillo es angustia y ahí va. Ya lo prendió.
Antes de su anochecer, la punta encendida ilustra el último rayito de luz.
No me acostumbro a que lo haga porque se que sufre. Ella toda. Todísima.
Me cuenta que salió a fumar
y estaba sola
y buscaba a alguien
y no vi sus pupilas perdidas
pero es como si las hubiera visto. Desahuciada.
Ella reincide ¿De qué puedo acusarla yo si hago lo mismo casi todos los días? ¿Quién puede acusarla?
Quiero raptar a los vientos por un rato. No se enojen marineros, cuando le devuelvan su claridad, se los traigo de nuevo.
Que se encuentre de nuevo es mi deseo.
No prendas un pucho para no apagarte rubia.
No te apagues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario