-¿Qué vas a hacer a partir de ahora?
-Voy a escribir una novela ¿Qué te parece?
-Me parece muy bien ¿Qué tipo de novela?
-Una buena novela. Buena para mí. Yo no creo que tenga talento ni nada de eso. Pero, como mínimo, pienso que si uno, cada vez que escribe, no se vuelve un poco más sabio, entonces no tiene ningún sentido escribir
-Claro
-Escribir para ti mismo...O escribir para las cigarras
-¿Las cigarras?
-Sí

junio 17, 2014

el día que deje de teorizar sobre el amor...

Nota de la autora: El título hace referencia a una situación planteada en condicional, algo que puede acontecer, pero que efectivamente no lo hace, algo que, en caso de ocurrir, daría por resultado vaya uno a saber qué. A modo de lograr una mayor comprensión de estas breves líneas, es pertinente releer el verbo "deje" porque carece de tilde. No hay un pasado en esa acción, un "dejé", sino una recurrente reproducción de conceptos que aún no encontraron su expresión práctica. 

No sé bien cómo es que esta fantasía llegó hasta mi. Venía de días de banderín celeste, poco movimiento mental, practicamente nula renovación de pensamientos. Tengo una amplia capacidad para girar en círculos sobre mis propias ideas y no producir nada nuevo, así que debo celebrar el cambio al banderín negro y amarillo. Un poco de viento, viste...no da ahogarme en un mar sin olas, mucho menos sabiendo nadar. 
¿Dónde estaba? Ah si, caminaba, creo. Había sol y un árbol también. Lindo árbol. Caían sus ramas hacia abajo, estaba repleto de hojas que, a pesar de ser otoño-casi invierno, eran verdes. 
Ahí vino el momento donde me pregunté por qué estamos tan empecinados en creer que un solo individuo va a lograr darnos todo el amor que necesitamos. ¿Por qué apuntamos nuestro dedo índice hacia alguien y con total capricho insistimos y repitimos hasta el hartazgo VOS VOS VOS? ¿De qué la va la insistencia?
Nos limitamos a sobrevalorar el afecto de UNA sola persona, habiendo tantas...Sobrevaloremos el de todas entonces, seamos un poco más...equitativos y, sobre todo, más reales. 
Fuente de recursos no renovables, he ahí los seres. Por más energía que tenga el dedito seleccionador, nos agotamos, expiramos, cambiamos, mutamos en otras identidades.  El fracaso es anunciado, pero aún así se conserva la esperanza. Y vivieron felices para siempre. El anhelo.  
¿Y todo el resto del amor que nos rodea qué?
Le pasamos de costado como si no lo viéramos, oooole, como si lo hiciéramos desaparecer, como si fueramos magos. Porque de hecho no lo vemos, y así nublados, pseudo-ciegos emocionales, en efecto, lo hacemos desaparecer y nos recibimos de Doctores en Magia con un excelente promedio. 

Por un segundo el mundo pareció ser diferente. No más taladro sentimental, ni para mí, ni para nadie.
1 minuto más tarde los engranajes volvíeron a girar como antes. Pero a pesar de saber que nada había cambiado, en algún lugar ínfimo, recóndio, lejano, casi imperceptible, se produjo un click.    








  

No hay comentarios:

Publicar un comentario