-...
-¿Te gustó?
-Sí...
-¿Mucho o poco?
-Me da lástima que se terminó
-Pasamos un buen rato, ¿no es cierto?
-Sí, claro
-Me alegro
-Yo estoy loco
-¿Qué te pasa?
-Me da lástima que se terminó
-Y bueno, te cuento otra
-No, no es eso. Te vas a reír de lo que te voy a decir.
-Dale
-Que me da lástima porque me encariñé con los personajes. Y ahora se terminó, y es como si estuvieran muertos
-Al final, Valentín, vos también tenés tu corazoncito
-Por algún lado tiene que salir...la debilidad, quiero decir
-No es debilidad, che
-Es curioso que uno no puede estar sin encariñarse con algo...Es...como si la mente segregara sentimiento, sin parar
-¿Vos creés?
-...lo mismo que el estómago segrega jugo para digerir
-¿Te parece?
-Sí, como una canilla mal cerrada. Y esas gotas van cayendo sobre cualquier cosa, no se las puede atajar
-¿Por qué?
-Qué se yo...porque están rebalsando ya el vaso que las contiene...
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